Parecía un secreto a voces y barómetro de marzo del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) lo confirma: las pensiones emergen como uno de los principales problemas para los españoles. Concretamente, el 15,5% de los ciudadanos consideran las pensiones como una de sus tres principales preocupaciones, y éstas se sitúan en el quinto puesto de entre todas las variables que recoge el CIS. El paro sigue a la cabeza (65,9%), seguido de la corrupción y el fraude (34,5%).
Llama la atención en lo que a las pensiones se refiere que el CIS del pasado mes de febrero arrojaba un resultado para las pensiones del 8%. Es decir, prácticamente se duplica el número de españoles que lo recogen como una de sus tres principales preocupaciones y sobrepasa con mucho el anterior máximo histórico, que data de 1985, cuando se situó en el 11,7%.
Este repunte de la preocupación por las pensiones se produce en paralelo a la movilización social de pensionistas, con la reivindicación de ver mejorada la revalorización anual aplicada del 0,25%. Recordemos que, desde 2013, el IPC dejó de ser la referencia para dar paso al Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP), una fórmula que vincula el aumento anual de las pensiones a la salud de las cuentas de la Seguridad Social. Según el IRP, las pensiones no podrán revalorizarse menos de un 0,25% anual ni más del IPC+0,5%. Desde 2014, se ha aplicado la revalorización mínima del 0,25%, algo que podría mantenerse hasta al menos el año 2022 dado el déficit en las cuentas de la Seguridad Social. Pero esta revalorización mínima no es el resultado que arroja el IRP: sin el suelo del 0,25%, las pensiones hubiesen caído un 2,88% en 2018.
Otro de los focos de preocupación de aquellos que se van a jubilar próximamente es el segundo factor introducido por la Ley 23/2013: el Factor de Sostenibilidad, que ajustará la cuantía de las pensiones de jubilación a la evolución de la esperanza de vida, con el objetivo de mantener la equidad intergeneracional, o lo que es lo mismo, asegurar que dos individuos que se jubilan en momentos diferentes del tiempo y habiendo cotizado de igual modo al sistema, perciban una pensión global equivalente. Quien se presume que va a vivir más años, percibirá una cuantía menor mes a mes.
Buena parte de la inquietud respecto al Factor de Sostenibilidad radica en el hecho de que, a pocos meses del comienzo de su aplicación, en el año 2019, no ha sido aún cuantificado, lo que lleva a muchos trabajadores a considerar la posibilidad de jubilarse anticipadamente para esquivar sus efectos. Esto es, en la mayoría de los casos, un error, puesto que la jubilación anticipada se penaliza vía coeficientes reductores en una cuantía muy superior al efecto estimado del Factor de Sostenibilidad para 2019 que, según cálculos de Analistas Financieros Internacionales, supondría una reducción aproximada en la base reguladora del 0,57%.
Los efectos de las reformas de 2011 y 2013, encaminadas a adaptar el sistema de pensiones a los retos demográficos venideros, empiezan a notarse. Por otro lado, no puede asegurarse que no se realicen reformas adicionales, algunas sugeridas por diversos expertos, como la transición a un sistema de reparto basado en cuentas nocionales. La incertidumbre es algo ineludible en todos los aspectos de la vida, también la jubilación. Pero puede combatirse y hacer mucho (ocuparse, no preocuparse), por asegurarse un retiro tranquilo en este entorno. La clave, comenzar a planificar de forma constante la jubilación con la mayor antelación posible.
