La planificación financiera, incluyendo el ahorro y la inversión, no termina al cumplir la edad legal de jubilación. A partir de ese momento, empieza una nueva etapa en la que también será necesario revisar la situación económica... con especial cuidado.
Según explican los expertos, será necesario elaborar un presupuesto totalmente nuevo, que empiece de cero, y en el que se haga un cálculo teniendo en cuenta los importes de todas las fuentes de ingresos y los gastos. Un presupuesto que se debería revisar con cierta periodicidad.
Con respecto a las fuentes de ingresos, posiblemente una de las principales sean las prestaciones públicas. Esa prestación ayudará a mantener el nivel de vida y también a seguir ahorrando, porque es importante no gastar todo lo que se ingresa, para hacer frente a potenciales imprevistos. La prestación pública ayudará en este sentido: por ejemplo, puedes vivir de tus ahorros y acumular la pensión de jubilación que recibas, para los años venideros. O al contrario, gastar la pensión pública y mantener el ahorro de los años previos, lo que te ayudará a mantener tu ahorro.
Porque, si se ha ahorrado a lo largo de la vida laboral, una fuente clave de ingresos son los ahorros privados.
Si no ha logrado acumular un colchón suficiente para su jubilación, probablemente tendrá que recortar o eliminar gastos. Para recortar los gastos, conviene aprovechar las ayudas económicas destinadas a los pensionistas, además de los descuentos en transporte, hoteles, viajes u ocio.
Ahorrar durante la jubilación
No hay que olvidar que los ahorros e inversiones que no se retiran totalmente en el momento de la jubilación seguirán generando intereses, por lo que conviene seguir ahorrando e invirtiendo. En este punto es esencial considerar que hay que cuidar de los ahorros con especial cuidado, pues esos ahorros tendrán que durar muchos años, y si se gastan antes del tiempo, sólo quedarán las pensiones públicas para vivir.
A la hora de elegir producto financiero las necesidades cambian, y la entidades ofrecen productos específicos para jubilados, normalmente con alta liquidez por si es necesario su rescate en el caso de imprevistos. Por ejemplo, hay cuentas corrientes con condiciones especiales, u otros productos, para aquellos que tengan domiciliada la pensión.
