Algunos productos de ahorro privado ofrecen ventajas específicas para los discapacitados que pueden beneficiar no solo a éste, sino a otras personas que hagan aportaciones a su favor.
Así, permiten realizar aportaciones de hasta 24.250 euros anuales que pueden reducir la base imponible del discapacitado pero también de una tercera persona (familiar hasta tercer grado, cónyuge o tutor).
Si eres familiar, pareja o tutor de una persona con discapacidad, también puedes beneficiarte de aportar a su plan de pensiones, reduciendo tu propia base impositiva del IRPF con hasta 10.000 euros de aportaciones anuales.
Todo esto, siempre con un límite conjunto de 24.250 euros que, en caso de superarse, beneficia primero al discapacitado (hasta 24.250 euros) y, si hay margen, también al que ha hecho la aportación.
Veamos un ejemplo. Supongamos que Juan, un cliente con discapacidad sensorial del 65%, decide contratar un plan de pensiones, realizando una aportación de 3.000 euros ese primer año de contratación.
Manuel, su hermano, gestiona un negocio que le ha generado ingresos de 100.000 euros ese año y decide realizar una aportación a favor de Juan con 6.000 euros, ese mismo año. Además, Manuel habría aportado a su propio plan de pensiones un total de 2.000 euros.
Juan, que habría aportado 3.000 euros, se los reducirá del total de su base imponible del IRPF. Manuel tendrá más ventajas porque se reducirá de esa base un total de 8.000 euros. Por un lado, las 2.000 de aportaciones a su propio plan (alcanzando el límite de aportación anual que, a partir del año 2021, permite la ley) y por otro, por las aportaciones a favor de su hermano con discapacidad, de 6.000 euros.
