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Cómo nos cambiará la vida el Internet de las Cosas (IoT)

Miles de millones de dispositivos interconectados harán la vida más cómoda, fácil y eficiente a personas, empresas y ciudades. Bienvenido al Internet de las Cosas

Tiempo de lectura: 5 minutos

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Cómo nos cambiará la vida el Internet de las Cosas (IoT)

© Bence ▲ Boros - www.unsplash.com

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Internet se estableció en los hogares, de forma masiva, en la década de los 90 del pasado siglo. Poco más de dos décadas con nosotros y ha transformado la forma de trabajar, de viajar, de comunicarnos y de relacionarnos. Además, ha puesto a golpe de clic toda la información que podamos imaginar. Es, sin duda, uno de los mayores avances de la historia.

Sin embargo, la carrera tecnológica es imparable, y con toda seguridad en la próxima década veamos avances que casi no éramos capaces de soñar. Uno de los que más expectativas despierta y que más puede cambiar la forma en la que realizamos muchas tareas cotidianas es el desarrollo de lo que se conoce como “internet de las cosas” (IoT por sus siglas en inglés, internet of things”).

¿Qué es el internet de las cosas?

Explicado de una forma sencilla, el internet de las cosas consiste en conectar cualquier dispositivo a Internet. También unos dispositivos con otros. Esto incluye desde teléfonos móviles, cafeteras, lavadoras o frigoríficos hasta semáforos o aparcamientos públicos. Cualquier objeto en el que pienses, puede formar parte del internet de las cosas.

Según la firma de consultoría Gartner, en 2020 habrá 26.000 millones de dispositivos formando parte del internet de las cosas. Algunas otras estimaciones elevan la previsión a cifras mucho más elevadas, del orden de los 100.000 millones. El internet de las cosas será una enorme red de “cosas” conectadas. Habrá tres tipos de relaciones: personas-personas, personas-objetos y objetos-objetos.

El desarrollo del internet de las cosas parte de un hecho fundamental, sin el cual no sería posible: las conexiones de internet de banda ancha son cada vez más asequibles y están cada vez más extendidas. Sin una buena red, esta ingente cantidad de dispositivos interconectados no tendría viabilidad. Además, cada vez más dispositivos incorporan tecnologías como Wi-Fi o sensores, gracias a que el coste de esta tecnología no para de reducirse, lo que está disparando su presencia. Este es el “caldo de cultivo” perfecto para el internet de las cosas.

Pero, ¿cómo voy a poder aprovecharme del internet de las cosas?

Entramos en una era en la que “todo lo que pueda ser conectado, será conectado”. Los ejemplos son innumerables. Entre ellos:

Imagina que tu frigorífico está conectado a internet y que monitoriza en todo momento la caducidad de tus alimentos o las existencias restantes, y que cuando estás quedándote sin leche, carne o huevos, directamente realiza un pedido sin que te tengas que encargar de ellos.

Otro ejemplo, que ya es una realidad, es el de los llamados “wearables”, como relojes o pulseras inteligentes, que se conectan a internet, analizan tu actividad y te sugieren hábitos de ejercicio o de alimentación.

También el internet de las cosas permitirá el desarrollo de los “hogares inteligentes”, en los que se podrá automatizar el control de la calefacción, de las persianas o de la luz, favoreciendo, entre otras cosas, un menor gasto energético. Imagina que, según tu despertador suena para irte a trabajar, ordena a la cafetera que te vaya preparando el café y a la tostadora que vaya calentando las tostadas. Hasta hace poco, podía parecer ciencia ficción, pero es algo que muy pronto se extenderá a la mayoría de los hogares.

A mayor escala, el internet de las cosas contribuirá al desarrollo de las “ciudades inteligentes”. Los semáforos adaptarán su funcionamiento dependiendo de la densidad de tráfico, disminuyendo los tiempos muertos. Los navegadores de los coches recomendarán las rutas más eficientes según parámetros de congestión de tráfico o contaminación, y los coches que excediesen la velocidad permitida de una vía reducirían automáticamente su velocidad.

Pero también implicará hacer frente a ciertos retos. El internet de las cosas, con miles de millones de dispositivos interconectados, hará que haya que incrementar la seguridad en el intercambio de datos, para evitar el mal uso de estos y la violación de la privacidad. Otro reto será la capacidad para seguir, analizar y almacenar correctamente una ingente cantidad de datos.

El internet de las cosas es uno de los próximos grandes pasos de la tecnología, ofreciendo incalculables posibilidades y multiplicando la eficiencia y la comodidad de individuos, ciudades y empresas. Esta revolución ya ha empezado, pero será a partir de la próxima década cuando despegue definitivamente.  

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07 de enero de 2019

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