La planificación financiera y del ahorro debe ir en concordancia con las etapas de la vida. No es lo mismo planificar a la edad de 20 años que cuando se llega a la jubilación, y tampoco es lo mismo planificar cuando no se tiene familia e hijos que cuando se tiene una familia que mantener. La planificación también dependerá del número de hijos o de si el cónyuge trabaja o genera ingresos o no lo hace.
El matrimonio es el primer paso para responsabilizarse de otra persona y para incluirla en las cuentas personales, presupuestos y planificación de futuro. El siguiente paso son los hijos. Los expertos recomiendan calcular el ahorro necesario para gastos de educación y mantenimiento hasta al menos la mayoría de edad. Es importante detectar hasta qué punto tener hijos impactará en las finanzas personales y en los planes de ahorro para la jubilación.
Una vez realizados esos cálculos, los expertos recomiendan disponer de un capital para hacer frente a esos gastos que supone el mantenimiento de los hijos y la familia, y tener ese capital en productos líquidos, que permitan disponer de los ahorros en caso necesario. Un capital siempre a mano, y algo mayor del que se calcula inicialmente para hacer frente a gastos imprevistos.
Pero, al margen de ese capital, conviene contar de forma apartada con un ahorro intocable, un ahorro para el futuro para ti y para tu cónyuge. Solo de esa forma, el mantenimiento de la familia no hipotecará tus necesidades de cara a la jubilación. Si no panificas adecuadamente, es posible que los gastos del día a día y de los hijos provoquen que llegues a la jubilación sin el ahorro suficiente para vivir. Lo ideal es evitarlo, realizando una correcta planificación que permita separar gastos personales y familiares de aquellos que necesitarás afrontar en la jubilación. Es decir, por un lado has de planificar los gastos del presente y por otro, los del futuro, y poner recursos para cubrir ambos.
En caso de divorcio, hay que descartar toda planificación basada en dos personas pero, habría que tener en cuenta nuevos gastos, como la pensión alimenticia de los hijos, reparto de inversión y vivienda. Cada cambio personal viene acompañado también de realizar un nuevo cambio en la planificación para el futuro, recuerdan los expertos.
Y, cuando se independicen tus hijos, conviene destinar una parte de los ahorros en tu disfrute pero también para aumentar la cartera de jubilación, pensando ya en las necesidades a largo plazo y cambiando las inversiones agresivas por otras más seguras, ya que el horizonte de jubilación estará más cerca.