En primer lugar, hazte un chequeo médico regular, incluyendo las visitas al oftalmólogo y al dentista. No te automediques y solicita a tu doctor toda la información acerca del tratamiento que debas seguir. Lleva un registro diario del nombre de cada medicamento, la dosis y el horario en que has de tomarlo, y consulta ante cualquier reacción anormal que experimentes.
Sigue una dieta equilibrada tomando suficientes proteínas, vitaminas, micronutrientes y ácidos grasos poliinsaturados; evita los saturados y el exceso de harinas. Y no olvides incrementar el consumo de fibra y disminuye el de sal.
Haz actividad física regular, al menos durante media hora tres veces por semana.
Cuida tu piel con un baño diario; al salir sécate bien y aplica una crema hidratante en todo el cuerpo. Presta especial atención a tus pies, secando entre los dedos para evitar la aparición de hongos. Si tienes durezas o callos, vete al podólogo. Mantén también limpias tus uñas, con un corte recto para evitar que se encarnen. Usa zapatos cómodos, de suela ancha, blanda y material antideslizante. En verano, protégete del sol con gafas, un sombrero y ropa ligera y clara.
Enjuágate la boca por la mañana y antes de acostarte utilizando agua con sal o un poco de dentífrico en un vaso; después de cada comida cepilla tus dientes y, si tienes dentadura postiza, límpiala sobre un recipiente lleno de agua para evitar que se rompa si se te resbala. Por la noche, déjala en agua fría con una solución limpiadora.
Por otra parte, mantén la mente activa y no te aísles: trata de fomentar el contacto con amigos y familiares, y participa en actividades de ocio para socializarte. En este sentido, sé positivo y si detectas algún trastorno del ánimo consulta a tu médico. Algunos cambios emocionales se expresan como dolores frecuentes de cabeza y espalda, sentirse decaído, sin deseo de hablar ni ver a nadie, tener pensamientos tristes, etc. También es alarmante si empiezas a dormir mal o no tienes interés por levantarte.
Trata de acostarte y levantarte siempre a la misma hora. Controla la temperatura y ventilación del dormitorio, asegúrate de que no haya ruidos y baja la luz para dormir. Procura que la cama te quede a la altura de las caderas y hazla a diario al levantarte. No tomes café ni té antes de acostarte.
Y muy importante: debes prevenir las caídas con una buena iluminación en casa, aumenta la luz en zonas de riesgo como escaleras, baño, cocina y dormitorio. Utiliza también mobiliario y utensilios estables y coloca un pasamos en las escaleras, el servicio y los pasillos, así como una barandilla lateral en la cama. Vigila que los cables eléctricos estén siempre pegados a las paredes, no los dejes objetos en el suelo y utiliza alfombras antideslizantes.
Si lo necesitas, echa mano del audífono, las gafas o el bastón, que te harán la vida más fácil. Además, como siempre, ante cualquier duda, consulta con un especialista.
