Datos de una prestigiosa fundación de una firma aseguradora apuntan a que en 2050 habrá 1,3 jubilados por cada persona en edad de trabajar (entre 20 y 64 años). Una proyección que apunta a la gran dificultad para mantener el modelo actual de pensiones basado en el reparto. Teniendo en cuenta que de esa población con posibilidad de trabajo no todos estén empleados, se llegará a nivel de una persona activa que tendrá que mantener a un pensionista. Una realidad que vista desde ahora parece prácticamente imposible: o suben mucho los sueldos y las contribuciones a la Seguridad Social o los pensionistas cobrarán muy poco.
En España ya estamos viviendo ya estas previsiones en lo que se ha venido en denominar como la España vaciada. Uno de cada cuatro municipios (1.851) cuenta con más jubilados que personas cotizando a la Seguridad Social. Y se alcanzan el tercio de municipios (2.129) cuando se añaden aquellos en los que hay un trabajador por cada persona jubilada. Esto ya es una realidad.
Las soluciones pasan por incentivar el modelo el segundo y tercer pilar de las pensiones como son el ahorro individual y el que se realiza a través de la propia empresa. Pero hay también otras medidas que podrían ayudar a paliar estas proporciones que resultan insostenibles entre trabajadores y jubilados. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha apuntado tres líneas para amortiguar estos efectos perversos. Una de ellas es prolongar la edad de jubilación con incentivos para trabajadores con más de 64 años. También apunta al fomento de la natalidad como clave para evitar estas malas proyecciones.
Una última recomendación desde el Banco de España es apostar por una política migratoria que vaya acompasada con el mercado laboral. En esta estrategia de entrada de nuevos inmigrantes habría que apostar por aquellos que ofrezcan a la economía un mayor valor añadido y que, por tanto, cuenten con sueldos más elevados y contribuciones más altas a la Seguridad Social que permitan el pago de las cotizaciones. Por tanto, apunta a una inmigración de más calidad que se dirija a sectores económicos más punteros.
Una de las demandas, aún no satisfechas de los futuros pensionistas, es conocer con certeza cuándo percibirán cuando llegue el momento de la jubilación. De momento, ningún Gobierno se ha atrevido a ofrecer esta cifra personalizada.
