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España necesitará más de 30 millones de empleos en el año 2050

El sistema de pensiones español se enfrenta a un reto demográfico de grandes magnitudes, que no requerirá una medida única sino una adecuada combinación de ellas

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España necesitará más de 30 millones de empleos en el año 2050

© Venveo - www.unsplash.com

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España se enfrentará a un reto demográfico de envergadura durante las próximas décadas. Y la mayoría de las miradas están puestas en el impacto que tendrá en el sistema público de pensiones, un sistema de reparto que necesita un equilibrio entre cotizantes y beneficiarios. Basta analizar estas proyecciones para comprender la magnitud del desafío:

  • El déficit actual de la Seguridad Social (a cierre de 2017) asciende a casi 19.000 millones de euros, aproximadamente un 1,7% del PIB.
  • Actualmente España cuenta con 2,2 cotizantes por cada pensionista. A mediados de siglo, aún con una buena evolución del empleo, habrá casi un jubilado por cada trabajador.
  • El número actual de pensionistas, 9,6 millones, se disparará hasta mediados de siglo para situarse en unos 15 millones. El motor de este importante crecimiento será la jubilación de la generación del baby boom, que dará comienzo en el año 2022.
  • Para que el sistema de pensiones mantenga un nivel de generosidad (en relación al salario medio) similar al actual, deberá casi duplicarse el número de empleos, desde los 18 millones actuales hasta casi 35 millones.
  • El gasto en pensiones podría pasar del actual 11,7% del PIB a niveles de casi el 15% en el año 2050.

Para analizar estos retos desde el punto de vista de diferentes expertos, el Consejo General de Economistas, ha elaborado el informe "Las pensiones en España", que constata la heterogeneidad de las propuestas de los distintos expertos consultados. Parece, por tanto, que las soluciones que necesita el sistema de pensiones no pasan por una receta concreta, sino por la combinación de diferentes medidas correctamente ponderadas y adecuadas a las necesidades de cada momento.

El presidente del Consejo General de Economistas, Valentín Pich, cree que no se debe caer en el desánimo, algo que podría acabar de hundir el sistema, sino que es momento de actuar con urgencia para que el sistema dé garantías a los trabajadores.

Existen diferentes corrientes entre los expertos que han participado en el estudio. Así, algunos de ellos son partidarios de crear impuestos para la financiación de algunas pensiones, mientras que otros consideran que esa medida podría afectar a la contributividad del sistema. Por otro lado, algunos participantes consideran que un entorno económico favorable podría compensar parcialmente la presión demográfica, mientras que otros ven poco probable el escenario y apuntan a reformas que acerquen la aportación y la prestación, como un sistema basado en cuentas nocionales.

Es motivo de debate también la implantación de medidas flexibilizadoras, como aquellas que permiten compaginar pensión y trabajo. La opinión de que podría aliviar el déficit y contribuir a la sostenibilidad del sistema contrasta con la de aquellos que consideran que avanzar por estas vías no tendría un impacto relevante.

Alternativas para asegurar sostenibilidad y suficiencia del sistema, por Rafael Doménech

Rafael Doménech, responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research y uno de los autores del estudio, propone tres soluciones:

  1. Mantener todos los parámetros del sistema y realizar todos los ajustes a través de l a revalorización anual de las pensiones. Esta medida trasladaría el riesgo económico y demográfico a los pensionistas que ya están en el sistema.
  2. Mantener la edad de jubilación y la “generosidad” actual del sistema durante toda la jubilación y obtener los ingresos necesarios para que las pensiones se puedan actualizar de acuerdo con la inflación. Esto trasladaría el riesgo económico y demográfico a los contribuyentes, aumentando la presión fiscal progresivamente desde 1,6 pp del PIB en el presente hasta 6,3 puntos adicionales en las próximas tres décadas.
  3. La opción que Doménech considera más sensata y equitativa y que consiste en mantener la presión fiscal y la revalorización de las pensiones con la inflación, reduciendo gradualmente el crecimiento del número de pensiones (por ejemplo, aumentando la edad efectiva de jubilación con la esperanza de vida) y el efecto sustitución (mediante tasas de reemplazo menores). Es el camino que tomó Suecia, con la implantación de un sistema de reparto basado en cuentas nocionales.

Guillem López-Casasnovas, director del estudio, asegura a modo de conclusión que el sistema de pensiones español en su actual configuración no tiene arreglo, y que los cambios demográficos y del mercado de trabajo requieren un nuevo enfoque de justicia intergeneracional.

Accede al estudio completo “Las pensiones en España”.  

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