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Iniciación al ahorro: Rentabilidad y riesgo, un binomio inseparable

Hay una máxima en el mundo de la inversión: Si espero rentabilidades más altas, debo asumir mayores niveles de riesgo

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Iniciación al ahorro: Rentabilidad y riesgo, un binomio inseparable

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La rentabilidad y las formas de expresarla

Casi todos nosotros tenemos una idea relativamente clara de lo que se entiende por rentabilidad. Los inversores llevan a cabo operaciones que consisten en un intercambio de flujos monetarios separados en el tiempo y con la finalidad última de obtener un capital adicional a que invierten. Es decir, buscan rentabilizar su dinero.

La rentabilidad se puede expresar de dos modos:

  • En términos absolutos, es decir, el importe que obtenemos como prima por haber invertido. Si yo deposito en un activo financiero 100.000 euros y al cabo de un tiempo percibo 110.000 euros, la rentabilidad absooluta de la inversión será de 10.000 euros.
  • En términos relativos, es decir, como porcentaje del importe invertido. En el ejemplo anterior la rentabilidad sería del 10%. Hemos obtenido la décima partr del capital inicialmente depositado.

Lo más habitual es expresar la rentabilidad en términos relativos, como se explica en el segundo ejemplo. Para poder comparar rentabilidades de inversiones que se hayan generado en distintos periodos de tiempo, la rentabilidad se suele convertir en lo que se conoce como TAE (tasa anual equivalente), que anualiza las rentabilidades bien se hayan percibido en periodos inferiores o superiores a un año, y de este modo de facilita dicha comparativa.

El riesgo, un concepto más abstracto

El concepto de riesgo es más complicado de definir, entre otras cosas porque si la rentabilidad es un cálculo que no deja espacio a la subjetividad, el riesgo, por lo personal de su percepción, deja un margen más amplio a su interpretación.

Podemos aproximarnos al concepto de riesgo como la variabilidad que puede producirse en el rendimiento de una inversión. Gráficamente se puede entender más fácilmente.

 

La inversión 1 la percibimos como menos arriesgada, pues el intervalo en el que discurre la rentabilidad máxima y la rentabilidad mínima es estrecho, a diferencia del caso de la inversión 2, en el que el escenario de rentabilidades posibles es mucho más amplio. Es decir, desde una rentabilidad media esperada, la desviación posible es mucho mayor en la inversión 2 que en la inversión 1.

Cuánto se desvía la rentabilidad de la rentabilidad esperada es un concepto de riesgo Esta posibilidad de obtener un rendimiento distinto al esperado se mide normalmente con un indicador conocido como desviación estándar, más comúnmente denominado en el ámbito de la inversión volatilidad.

Rentabilidad y riesgo

Parece claro que el riesgo de la inversión 2 es superior al de la inversión 1, pero es esencial comprender que la asunción de ese riesgo adicional nos llevará a esperar una rentabilidad superior. Es decir, en la inversión 2 aspiramos a conseguir una rentabilidad más elevada.

Pese a que es frecuente escuchar la frase “a mayor riesgo mayor rentabilidad”, ésta debería ser matizada a “a mayor riesgo, mayor esperanza de rentabilidad”. Es importante tener en cuenta que las rentabilidades no dejan de ser probabilidades. Y es posible que las rentabilidades esperadas no se materialicen.

Es fundamental que un inversor comprenda que la rentabilidad y el riesgo son un binomio que van de la mano. Estas ideas pueden ayudar:

  • No es posible entender la rentabilidad separadamente del riesgo. Si afirmamos “la rentabilidad de una inversión ha sido del 8% anual” no podemos decir si ha sido aceptable o no. Dependerá del nivel de riesgo que se haya tenido que asumir para lograrla.
  • Al valorar dos inversiones con el mismo riesgo, deberemos optar por la que ofrezca una rentabilidad esperada más elevada.
  • Al valorar dos inversiones con la misma rentabilidad esperada, optaremos por aquella con un menor nivel de riesgo.

Si el binomio rentabilidad riesgo no funcionase de manera directa (si quiero más rentabilidad debo asumir más riesgo), los precios de los activos se ajustarían automáticamente en el mercado, al trasladarse los inversores desde aquellos activos con más riesgo y menor rentabilidad esperada a activos con menos riesgo y más rentabilidad esperada.  

(*) Rafael Villanueva es Licenciado en Economía, Máster en Finanzas e Inversión Alternativa (FIA) y es experto en pensiones y planificación financiera de “Mi Jubilación”.

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07 de enero de 2019

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