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La brecha de género en las pensiones: equiparar los salarios de las mujeres a los de los hombres igualará sus pensiones futuras

El día 8 de marzo se celebra el día internacional de la mujer. Uno de los campos de batalla, para lograr la igualdad laboral entre géneros, es la lucha contra la desigualdad retributiva. La brecha de género en las Pensiones es significativamente mayor que la de los salarios y es consecuencia, en una parte importante, de la misma.

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La brecha de género en las pensiones: equiparar los salarios de las mujeres a los de los hombres igualará sus pensiones futuras

@sashafreemind - www.unsplash.com

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La equidad retributiva se obtendría consiguiendo la igualdad de trato en el acceso a las oportunidades laborales, una misma retribución a igualdad de puestos de trabajo desempeñados y de resultados obtenidos, así como la igualdad de derechos y obligaciones en la conciliación de vida familiar y profesional.

La brecha de género hoy

La brecha de género en las pensiones es la diferencia del importe medio de pensión cobrado entre hombres y mujeres.  En el caso de las pensiones de jubilación, la pensión media de los hombres es más de un 30% superior a la de las mujeres.

Para atenuar parcialmente esa brecha se ha aprobado recientemente es el nuevo complemento de pensiones contributivas para la reducción de la brecha de género de las pensiones, que estará vigente hasta que esa brecha sea inferior a un 5%.

Incluyendo todos los tipos de pensiones, en febrero de 2021, la pensión media del sistema en el caso de los hombres fue de 1.250,87 euros mensuales, mientras que la pensión media de las mujeres ascendió a 826,41 euros.

Por otro lado, la brecha salarial entre la población activa es aún muy importante, aunque es mucho menor que en las pensiones: La brecha salarial en España se situó en 2019 en el 11,9 %, dos puntos por debajo de la media europea, según Eurostat .

La razón de esta mayor brecha de genero entre pensiones que entre salarios es debido a que las pensiones son un indicador retrasado (del pasado).

El pasado trae consigo unas pensiones del presente desiguales

Las pensiones son el reflejo y la consecuencia de salarios y cotizaciones, y periodos de alta e inactividad,  de personas que ya no están en situación activa, que fueron generados durante los 35-40 años anteriores  a su jubilación o más, de los que se cuentan los últimos años para calcular la base reguladora ( hasta 2013 los últimos 15 ,y a partir de 2014 incrementándose un año por año hasta llegar a los 25 años en 2022), pero de los que se cuentan los años de prácticamente toda la carrera laboral para calcular el porcentaje a aplicar a esa base reguladora para calcular la pensión final , necesitando alguien jubilado en 2021   haber cotizado al menos 36 años para tener derecho al 100%.

Aunque las pensiones reflejen las diferencias salariales de los últimos tres o cuatro lustros, son consecuencia de las diferencias que existían hace décadas, donde la incorporación de la mujer al mercado laboral era muy limitada y donde la cualificación del tipo de empleo al que podían acceder en la mayoría de los casos era mucho menor que para los hombres.

Además, las mujeres trabajadoras, principalmente hasta los años 90, se veían en muchos casos obligadas a hacer parones en su actividad profesional para el cuidado de sus hijos. Ello producía largos periodos sin cotización, que aunque el complemento de maternidad por hijo a cargo por contribución a la natalidad (y a partir de ahora el recientemente aprobado para reducción de la brecha de genero) intenta paliar, es a todas luces insuficiente para cubrir la brecha que las lagunas producen en la pensión.

las actuales diferencias en Pensiones son consecuencia de una España de la segunda mitad del siglo XX absolutamente desigual, con muchas mujeres dependientes y otras en puestos sin cualificación, que llevaban a importantes diferencias salariales entre hombres y mujeres.

Otra de las razones de esa brecha son las diferencias en acceso a la educación y formación que ha habido durante décadas para las generaciones de jubilados actuales. El acceso a estudios más cualificados (carreras universitarias, formación profesional) que determinaba acceso a trabajos más cualificados con mayores salarios era terreno reservado para hombres. No era fácil para las mujeres acceder a esa educación y esos trabajos, ya que de ellas se esperaba cuidar de la familia y el hogar, lo que determino su acceso a los puestos menos cualificados.

Queda camino por andar

Aunque hoy en día se avanza más rápido hacia la igualdad, en parte a través de la legislación y en parte a través de buenas prácticas y el compromiso de cada vez más empresas, en el actual mercado laboral sigue siendo un hecho que los trabajos de menor cualificación y calidad siguen siendo mayoritariamente desempeñados por mujeres.

La tasa de ocupación a tiempo parcial en 2019 era del 14,8%. Un 74% de trabajadores a tiempo parcial eran mujeres. Un 23,8% de las mujeres tienen trabajos a tiempo parcial frente a solo un 6,8% en el caso de los hombres. Un 27,8 del total de asalariados en España en 2019 fueron mujeres con contratos temporales.

Viudedad

Otro de los anacronismos, que produce en nuestro sistema de pensiones la desigualdad de género, son las pensiones de viudedad.

Son pensiones contributivas, porque alguien cotizo por ellas (el causante) pero con características de no contributivas porque muchos de los actuales beneficiarios (normalmente mujeres) nunca cotizaron.

Fueron concebidas para una época en la que la mujer dependía económicamente del hombre y la ausencia de este determinaba penurias económicas, en la mayor parte de los casos, si el Estado no intervenía. Muchas de las actuales pensionistas de viudedad viven de su pensión, fueron dependientes de sus cónyuges durante su vida activa y hoy no tendrían sustento si no fuera por ellas.

Pero unas pensiones de viudedad contributivas para la generalidad de la población no tienen ningún sentido para unas nuevas generaciones, que han vivido la incorporación plena de la mujer al mercado de trabajo y que están luchando por la igualdad en otros campos diferentes y más avanzados, como son la ruptura de los techos de cristal ( acceso de mujeres a puestos directivos), la igualdad retributiva, el mayor acceso a trabajos tecnológicos y de componente técnica de las mujeres, la equidad en los sacrificios laborales por obligaciones familiares, etc.

Estas pensiones de viudedad, tal y como las conocemos, se verán pronto abocadas a su reforma para ser adaptadas a la nueva Era y simplemente cubrir situaciones de necesidad.

Hay por delante un todavía largo camino hacia la igualdad real, que deben emprender juntos mujeres y hombres, tanto en occidente como el compromiso efectivo de todos nosotros y nuestras administraciones en la UE con aquellos lugares del mundo donde las diferencias son mucho mayores, y donde los derechos de la mujer brillan por su ausencia.

Es responsabilidad de todos, garantizar la igualdad de hombres y mujeres: igualdad de oportunidades, igual retributiva, igualdad de Pensiones…

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