Puede que tras toda una vida laboral ahorrando para gozar de una jubilación activa y desahogada algunos se pregunten que por qué o para qué van a tener que seguir ahorrando en la jubilación. Pero efectivamente, es un hábito que no deberíamos perder ni siquiera en esta etapa de la vida, en la que se supone que si hemos “hecho los deberes”, tendremos asegurado un nivel de rentas que nos permitirá vivir sin preocupaciones.
Aunque pueda parecer innecesario o contradictorio generar cierto ahorro en una etapa de la vida caracterizada por la desinversión, será recomendable seguir sacrificando una pequeña parte de las rentas en forma de ahorro. La razón fundamental es que en ese momento vital habrá muchas menos oportunidades de generar nuevos ingresos. La ley cada vez ofrece más facilidades para conciliar la jubilación y determinadas actividades laborales o empresariales, pero lo cierto es que estadísticamente la gran mayoría de la población solo dispone de su pensión de jubilación y de las rentas que le pueda generar el ahorro acumulado.
Los gastos imprevistos
En la etapa de la jubilación todavía hay posibilidades de que surjan determinados imprevistos a los que habrá que hacer frente: la reparación de una caldera, una avería inesperada en el coche o por ejemplo la labor de mantenimiento periódica o esporádica de una segunda residencia. Para todas estas posibles eventualidades es muy beneficioso contar con una especie de “fondo de reserva” del que se pueda disponer sin necesidad de alterar la estructura financiera que hayamos diseñado específicamente para la jubilación.
Los gastos relacionados con la salud y los cuidados
Por otro lado, la salud se convierte en una prioridad en esos años avanzados de la vida, así como un factor que puede generar gastos adicionales. Afortunadamente, España cuenta con una sanidad universal y gratuita de la que pueden hacer uso los jubilados. En todo caso, puede que deseemos ampliar la cobertura mediante el ámbito privado, que necesitemos puntualmente un diagnóstico u opinión procedente de un médico privado o que decidamos mejorar nuestra salud con tratamientos personales como rehabilitaciones o fisioterapia.
También es importante tener en cuenta que en esta etapa de la vida aparecen frecuentemente gastos derivados del cuidado y la atención personal a nivel ambulatorio o residencial.
Disfrutar del retiro deseado
La jubilación no tiene por qué ser una etapa inactiva de la vida y, por supuesto, en la jubilación seguiremos queriendo ofrecernos “caprichos” periódicamente: salir de vez en cuando a probar nuevos restaurantes, viajar o incluso vender el coche viejo para adquirir un coche último modelo.
Si lo que nos planteamos es, por ejemplo, realizar un viaje anual con nuestra pareja, lo que deberíamos hacer es reservar una pequeña parte de los ingresos mensuales ordinarios con el objetivo de ir abordando gradualmente y sin agobios el desembolso que supone.
Ayudar a la familia
Puede también que lo que deseemos sea ayudar o tener algún detalle con nuestros hijos o nietos. En este caso, también agradeceremos ese pequeño ahorro alternativo.
