La inversión socialmente responsable (ISR o SRI por sus siglas en inglés) es una variable que lleva presente en el mundo de las inversiones desde principios de la pasada década.
La ISR incorpora criterios de tipo social, medioambiental, ético o de desarrollo sostenible al proceso de toma de decisiones en la inversión. Ya no solo se tendrán en cuenta factores meramente económicos y financieros en el proceso de constituir una cartera de inversión (como los criterios de rentabilidad, riesgo o liquidez), sino que se tendrán en cuenta estos factores “no económicos”.
Según la Declaración de Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas (UNPRI por sus siglas en inglés), son tres los principios fundamentales que deben aplicarse: medioambientales, sociales y de buen gobierno. ESG por sus sigla en ingles ( Environmental,Social and Governance).
Factores medioambientales
- Emisiones de CO2 y de gas invernadero.
- Cambio climático Instalaciones y riesgo ambiental.
- Residuos peligrosos, tratamiento, reciclaje, limpieza.
- Contaminación.
- Energías renovables.
- Agotamiento de recursos naturales.
- Uso y tratamiento de productos tóxicos.
Factores sociales
- Derecho a la organización sindical y a la negociación colectiva.
- Violación de derechos humanos.
- Seguridad laboral.
- Explotación laboral.
- Trabajo infantil.
- Discriminación sexual e igualdad de género.
- Corrupción.
- Maltrato a los animales.
Factores de buen gobierno
- Limitación de voto a los accionistas.
- Retribución de la alta dirección en función de los resultados.
- Transparencia informativa.
- Voto mayoritario.
- Separación de funciones en la dirección.
- Derechos de los accionistas.
- Consejos y órganos competentes.
- Defensas ante OPA.
Esta inversión con criterios sociales ha crecido de forma muy significativa en los últimos años. Así, si en el año 2000 contaban con unos activos bajo gestión a nivel europeo de 15.000 millones de euros, actualmente rondan un volumen de unos 100.000 millones de euros. En términos globales el volumen asciende a unos 300.000 millones de euros.
Los principales actores en esta especialidad de inversión en Europa son Francia, Reino Unido, Suiza, Bélgica y Alemania.
La inversión socialmente responsable puede estar presente en una gran variedad de productos financieros, entre los que se encuentran fondos de inversión, títulos de renta fija, acciones, sociedades de capital riesgo e incluso cuentas corrientes o depósitos con una finalidad socialmente responsable
¿Pueden aplicar los criterios ISR a planes de pensiones?
Sin duda. Los planes de pensiones (al igual que los fondos de inversión) son patrimonios constituidos a través de las aportaciones de una pluralidad de inversores que son administrados por una sociedad gestora. La principal diferencia es que los planes de pensiones están específicamente diseñados como vehículos de ahorro previsional a largo plazo, mientras que los fondos, aunque pueden desempeñar esa tarea, carecen de ciertos matices como los incentivos fiscales o también la no restricción a su liquidez.
Precisamente las connotaciones previsionales y sociales de los planes de pensiones casan bien con estos objetivos sociales y éticos. También el amplio horizonte de inversión de los planes de pensiones se alinea con los objetivos de la inversión socialmente responsable, habitualmente procesos de cambio a medio y largo plazo.
Un ejemplo destacado es el fondo noruego de pensiones. Se trata del mayor fondo soberano del mundo, con llego a alcanzar en el tercer trimestre de 2019 patrimonio superior a los 1 billón de dolares y que invierte en diversos sectores, activos y empresas en más de 80 países.
El fondo incorpora a los tradicionales criterios financieros, los criterios de inversión socialmente responsable en su gestión, y al manejar un volumen de activos tan elevado, sus decisiones de inversión tienen notable trascendencia para muchas empresas, con lo que promueve los hábitos socialmente responsables de las compañías en las que invierte.
