El ahorro es absolutamente necesario para la financiación de las actividades económicas de los hogares y las empresas, o para la financiación de las administraciones públicas. En este marco, el ahorro para la jubilación es aún más necesario por la decisiva función que lo motiva: financiar la parte del ciclo vital en la que han dejado de producirse rentas laborales como consecuencia del cese de la actividad laboral. La doble función que este tipo de ahorro desempeña se constituye en uno de los pilares de la productividad y el bienestar de la sociedad porque del ahorro de cada hogar se beneficia toda la sociedad.
