Uno de los principales atractivos de los planes de pensiones es la posibilidad de desgravar las aportaciones en el IRPF, lo que permite reducir la factura fiscal y, por consiguiente, generar un ahorro adicional al conseguido por la vía de las aportaciones.
Para un partícipe residente en territorio común, la aportación anual máxima a planes de pensiones asciende a 8.000 euros. La desgravación anual en IRPF, que consiste en reducir la base imponible, quedará topada a la menor de las siguientes cantidades:
- 8.000 euros.
- El 30% de los rendimientos netos del trabajo y/o actividades económicas.
Además, es posible realizar aportaciones en favor del cónyuge (y desgravarse adicionalmente por ellas), si éste no obtiene rendimientos o sus rendimientos anuales no exceden los 8.000 euros. Podrá efectuarse una desgravación adicional de 2.500 euros.
Reinvertir la desgravación, una forma de multiplicar los resultados
Una forma de potenciar el ahorro para la jubilación con esfuerzo relativamente liviano consiste en reinvertir el ahorro fiscal que anualmente generan las aportaciones en el propio plan. No olvidemos que dicho ahorro fiscal dependerá del tipo marginal del contribuyente y de las aportaciones realizadas. Así, un partícipe con un tipo marginal del 33% y que haya aportado 5.000 euros a lo largo de un ejercicio fiscal, estará ahorrando en su factura de IRPF 1.650 euros. Quien tenga un tipo marginal del 45% y realizase la aportación máxima de 8.000 euros, podría conseguir un ahorro fiscal de 3.600 euros.
El ahorro no es ni mucho menos desdeñable, pero se hace más importante todavía si vemos el ahorro para la jubilación en perspectiva, como un proceso que, idealmente, debe durar tres o cuatro décadas. ¿Imaginas el efecto de reinvertir la desgravación durante todo ese tiempo?
Esto es algo que ha hecho Inverco, Asociación de Instituciones de Inversión Colectiva y Fondos de Pensiones, que ha determinado que reinvertir el ahorro fiscal de las aportaciones a planes de pensiones en los propios planes consigue que el importe acumulado en el plan de pensiones en el momento de acceder a la jubilación sea un 40% superior que en el caso de no hacerlo.
Dos ejemplos en cifras:
- Suponemos un partícipe que ahorra 1.000 euros al año en planes de pensiones (algo menos de 3 euros diarios), en un tramo de IRPF entre 20.200 y 35.20 euros, y suponiendo una rentabilidad media anual del 3%. Si no realizase reinversión y ahorrase durante los 30 años previos a la jubilación, llegaría a este hito vital con 47.575 euros. Si reinvirtiese la desgravación durante todos esos años, alcanzaría los 66.540 euros.
- Partimos del mismo supuesto, pero elevamos la aportación anual a 2.000 euros. Sin reinversión, el ahorro final sería de 95.151 euros. En el supuesto de haber reinvertido, se incrementaría hasta 133.080 euros.
Este sencillo ejercicio de reinvertir el ahorro fiscal en el propio plan puede marcar la diferencia a la hora de aterrizar en la jubilación. De igual modo, siempre será una buena decisión ahorrar cualquier ingreso extraordinario o no esperado.
Las primeras devoluciones de Hacienda comienzan poco después del inicio de la campaña, y la mayoría de ellas están realizadas antes del fin de la misma. Un buen momento para proceder con esta reinversión y evitar que este ahorro fiscal vaya a otros gastos superfluos que suelen surgir en verano.
Recuerda que si excedes el límite fiscal de aportaciones, dispones de los siguientes 5 ejercicios fiscales para desgravar las aportaciones. Si excedes el límite financiero de 8.000 euros anuales, puedes redireccionar las aportaciones a fondos de inversión, buenos complementos a los planes de pensiones.
En países como Reino Unido, aplican soluciones como reinvertir automáticamente las desgravaciones en el plan de pensiones del contribuyente, logrando que ese nuevo ahorro se ponga a "trabajar" desde el primer momento.
