No parece quedar ya ninguna duda de que, pese a las reformas en los sistemas de pensiones de España y de países de nuestro entorno para garantizar su salud y sostenibilidad a largo plazo, es esencial una planificación individual de la jubilación destinada a contar con un ahorro en la jubilación que permita complementar la pensión pública.
Una longevidad creciente, especialmente en España, país que se encuentra a la cabeza y que verá esperanzas de vida hacia mitad de siglo en el entorno de los 90 años, y una cuantía de la pensión pública tendente a cubrir un menor porcentaje del salario previo como asalariados (conocido como “tasa de sustitución) nos conduce irremediablemente a esa necesidad de ahorrar consistentemente para la jubilación de cara a disfrutar de un retiro desahogado y acorde con nuestras expectativas.
Con esta situación, y teniendo en cuenta que, según la 2ª encuesta BBVA sobre hábitos de ahorro, una importante mayoría de los españoles no está tomando decisiones de ahorro sobre su futura jubilación: ¿cuáles son los principales impedimentos que argumentan los españoles para no ahorrar para su jubilación? La encuesta BBVA arroja interesantes resultados.
Una gran mayoría, el 64% de los consultados, argumenta que, pese a ser conscientes de la importancia de este ahorro y de su deseo de llevarlo a cabo, su falta de capacidad financiera se lo impide. El resultado se mantiene en línea con lo arrojado por la 1ª encuesta BBVA sobre hábitos de ahorro de 2013, donde el porcentaje se situaba en el 66%.
En segundo lugar, con un 22% (23% en 2013) se encuentran un argumento no relacionado con la capacidad financiera y que resalta la necesidad de seguir concienciando sobre la importancia de este ahorro: “soy demasiado joven para ahorrar”.
Los españoles siguen viendo la jubilación como algo lejano, cuando es precisamente en los primeros años de vida laboral donde conviene iniciar el ahorro, aunque en cantidades modestas, pues el esfuerzo ahorrador se reduce considerablemente y el efecto del ahorro a largo plazo produce resultados muy notables.
Otros argumentos aducidos, en menor medida pero de interés para su análisis son:
- Tengo recursos/patrimonio suficiente para abordar mi futura jubilación: Un 7% cree que puede complementar su pensión pública con los recursos que tiene actualmente.
- Tengo otras prioridades o necesidades en este momento a los que destinar mi ahorro: un 4% ofrece este argumento, que en cierto modo se encuentra en línea con la visión lejana de la jubilación.
- Un 3% se escuda en la creencia de que la pensión pública cubrirá íntegramente sus necesidades cuando se jubilen.
- El 2% argumenta no confiar en los sistemas privados de ahorro para la jubilación.
Otros argumentos minoritarios, con un 1% cada uno, son: “vivo el día a día y no me preocupa mi futura jubilación”, “no me he planteado esta necesidad”, “soy demasiado mayor” y “ahorro, pero no específicamente para la jubilación”.
Podemos concluir que la falta de capacidad económica es el principal escollo para los consultados, seguido de la percepción de lejanía de la jubilación y de la confianza en el patrimonio actual para abordar las futuras necesidades en la jubilación.
