El Centro de Información Cerveza y Salud define la cerveza como una bebida natural, que no contiene grasas y sí aporta algunas vitaminas y algunos minerales significativos. Por ejemplo, su consumo asegura una cantidad importante de fibra soluble y polifenoles, que son antioxidantes naturales.
Según el estudio “La cerveza en la dieta de los españoles”, dirigido por el doctor Lluís Serra, catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y presidente de la Fundación para la Promoción de la Dieta Mediterránea, la cerveza, además de formar parte de la alimentación mediterránea, su consumo moderado puede mejorar la calidad nutricional de la dieta.
Si bien hay que insistir en que el consumo excesivo de alcohol es perjudicial para la salud, el consumo moderado de bebidas fermentadas puede formar parte de una alimentación saludable dentro de la dieta mediterránea actual, por las propiedades que les confieren su baja graduación y las materias primas con las que están elaboradas.
Por este motivo, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC), incluye en la pirámide de la alimentación saludable las bebidas fermentadas (cerveza, vino, cava o sidra) de forma opcional y moderada (siempre por adultos sanos). Lógicamente, si la persona está tomando fármacos, si va a conducir o está embarazada, su consumo debe ser nulo.
Según informan diferentes instituciones internacionales, el consumo moderado de cerveza no debe superar los 30gr/día para los hombres (tres cañas de cerveza) y los 20gr/día para las mujeres (dos cañas de cerveza) y es preferible consumirla acompañada de alimentos sólidos.
Hay que tener en cuenta también que no todas las personas reaccionan igual ante el alcohol, ya que influyen factores como el peso, el sexo, la raza y la frecuencia con la que se bebe.
Características nutricionales de la cerveza
El profesor de Nutrición Humana y Dietética de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Jesús Román, explica que “la cerveza tiene un 92 % de agua, antioxidantes, algunos minerales, algunas vitaminas y ácido fólico”. En cuanto al aporte calórico, este experto asegura que la cerveza no engorda: “Tiene 45 calorías por 100 cl y entre 14 y 17 si es sin alcohol”. Lo que sí engorda es la tapa con la que solemos acompañarla.
La versión “sin” es una buena opción para las personas que no pueden o no desean consumir alcohol, y para las personas más mayores que pueden seguir tomando una cerveza en la comida o con su grupo de amigos.
Aunque es pobre en sodio, contiene potasio; por tanto, las personas que deben seguir una dieta hiposódica o cuidar su tensión arterial pueden consumirla sin problemas. “La versión sin alcohol no tiene ninguna contraindicación, a excepción de si se es diabético, ya que estas personas deben controlar el azúcar que ingieren”, añade Román.
También existen estudios nacionales e internacionales que certifican que su consumo moderado tiene efectos antioxidantes y ayuda a reducir el riesgo cardiovascular. Se dice que es apropiada para las mujeres en edad menopáusica.
En la cocina, la cerveza aporta sabor e intensidad. Resulta ideal para reducir salsas, macerar carnes o esponjar masas de empanadas o pan.
