Pensiones, Crecimiento Económico y Bienestar en Economías Avanzadas

¿Cuáles son las ventajas de los distintos sistemas de pensiones y sobre qué criterios se debe valorar la idoneidad de un modelo entre las distintas alternativas? Estas cuestiones son algunas de las planteadas por Enrique Devesa y Rafael Doménech, que también discuten sobre los potenciales beneficios del modelo mixto que combina un sistema de reparto basado en cuentas nocionales (que garantiza la redistribución del ingreso entre los individuos) y un sistema de pensiones financiado (encargado de equilibrar de manera eficiente los incentivos y las distorsiones con la igualdad y la cobertura contra los distintos riesgos idiosincrásicos).

Éstas son las principales conclusiones:

• Los sistemas financiados por lo general suelen generar efectos positivos sobre la tasa de ahorro, productividad y empleo, evitando algunas de las distorsiones generadas por los impuestos.
• Las distorsiones e incentivos deben tenerse en cuenta en el sistema de reparto con cuentas nocionales, para aumentar el vínculo entre las cotizaciones sociales y las futuras pensiones.
• El diseño del sistema de pensiones debe buscar un equilibrio eficiente entre los efectos económicos y sociales de las distorsiones e incentivos, por un lado, y la igualdad y el seguro contra los riesgos idiosincrásicos, por otro.
• Existen argumentos teóricos para esperar que los sistemas de reparto logren una distribución más equitativa de los ingresos, en la práctica la igualdad parece depender más de otros determinantes, en particular, de la eficiencia del mercado de trabajo.
• Existen diferencias importantes entre las economías avanzadas en sus preferencias sociales por lo que respecta a la combinación de tasas de reemplazo y las contribuciones a los sistemas financiados.
• Hay argumentos suficientes para que un sistema de reparto bien diseñados siga siendo una parte fundamental del sistema de pensiones, utilizando cuentas conceptuales y pensiones mínimas que son suficientes para reducir la desigualdad y eliminar el riesgo de exclusión social.
• Los cambios necesarios para avanzar en esa dirección deben aplicarse gradualmente, pero lo más rápidamente posible y con la máxima transparencia.
• Como algunos países ya han hecho, los sistemas de reparto deberían complementarse con cuentas financiadas individuales con inscripción automática, con contribuciones de trabajadores y empresas, independientemente de que la gestión de estas cuentas sea pública o privada.

Rafael Doménech, Chief Economist for Developed Economies (BBVA) y Universidad de Valencia

Enrique Devesa (Universidad de Valencia)  

Recuerda descargar la presentación completa del estudio en español o en inglés al inicio de este artículo.