¿Sistema de reparto o sistema de capitalización? El debate de hacia dónde deben evolucionar los sistemas de pensiones de los distintos países es complejo, en un mundo en el que urgen las reformas. En España predomina un sistema de reparto, es decir, aquel en el que son las pensiones públicas las que cubren la mayor parte de los ingresos tras la jubilación, y que se basa en el reparto del importe de las cantidades a pagar por pensiones entre el universo de los trabajadores de cada momento. En otros países, como algunos latinoamericanos predomina un sistema privado de pensiones, un sistema de capitalización que determina la cuantía de la jubilación en función de las aportaciones efectuadas por un trabajador, y su rentabilidad financiera en el tiempo, considerando la esperanza de vida de cada momento.
Se puede apostar por uno u otro sistema de pensiones, o un sistema mixto en el que los ingresos privados o por capitalización complementen un sistema público de reparto, si bien José Piñera, el padre del sistema de capitalización de pensiones en Chile, explicó en un reciente acto las bondades de ese sistema y las razones por las que ofrece valor. Y su exposición convenció a más de uno, como al periodista Pedro J. Ramírez.
En contraposición con un sistema privado en Chile que crea valor, el ex ministro chileno criticó el sistema público español porque "destruye los incentivos a trabajar y permite realizar presión al poder político para obtener pensiones más altas", según recoge el diario El Mundo, que organizó el encuentro con el experto. Por eso, apeló a España a realizar el cambio, la transición, desde un sistema de reparto a uno de capitalización, aunque reconoció que no es tarea fácil.
Piñera recordó la historia del sistema de reparto, que creó el político Otto Von Bismarck, un sistema que "destruye el lazo entre el esfuerzo y la recompensa". Pero Bismarck ofrecía pensiones para los 65 años cuando la edad media de vida de los prusianos era de 45 años, con lo que no había problemas. Este sistema luego se extendió por Europa, Estados Unidos y Latinoamérica y, en su opinión, "ha destruido la cultura de la responsabilidad individual". También recordó que sólo se ha modificado con cambios formales en el aumento de las aportaciones, lo que ha supuesto "la quiebra de la promesa política hecha a los trabajadores". ¿Y qué implicaciones tiene esto? Según publica El Mundo , esto significará la caída de las pensiones según se agrava la crisis demográfica.
Por eso, animó a España a comenzar la transición hacia este sistema capitalista pues tildó el sistema de reparto de "carga para la economía". En su opinión, el sistema privado evitaría que los jóvenes fueran a otros países a buscar empleo, pues el sistema de reparto dificulta la consecución del pleno empleo, debido a la alta fiscalidad tanto para el empresario como para el trabajador. "Si queremos que los jóvenes no se vayan hay que echar del país la filosofía del sistema de Bismarck", aseguró.
El ejemplo de Chile
El ex ministro explicó el ejemplo de Chile, que vivió el problema hace 34 años y cambió su sistema por uno de capitalización, ligando las pensiones a las aportaciones durante la vida laboral. En Chile, el trabajador dispone de una cuenta personal que es su propiedad privada. El dinero se invierte de forma segura y diversificada, y ese capital se acumula a interés compuesto. Así, lo que importa es ese dinero acumulado y no las cuentas del Estado. Además, el trabajador tiene margen para escoger la edad de jubilación según su propio capital o puede hacer más aportaciones y ahorrar durante más tiempo. El capital total acumulado en su país alcanza los 200.000 millones de dólares, que representa el 70% del PIB de Chile.
Según Piñera, el sistema de capitalización es "superior" en todas las categorías al de reparto. ¿Por qué? Porque incentiva el trabajo ("cuanto más se trabaje, más pensión se podrá recibir") y también el ahorro. Y además, ofrece menos problemas al Estado, que no recibe presiones como ocurre ahora en Occidente.
