En demasiadas ocasiones, la pensión pública de jubilación no resulta suficiente para cubrir las necesidades diarias tras la jubilación, por lo que se hace necesario buscar un complemento económico a estas prestaciones. Por lo general, tras el retiro laboral se sufre una merma del poder adquisitivo: la tasa de sustitución actual con respecto al último salario roza el 80% pero los expertos advierten de que podría llegar disminuir en torno a un 30% o un 40%, de forma que cada vez se hace más urgente tener alguna fuente de ingresos privados, o de rentas recurrentes, que ayuden a mantener el nivel de vida en la jubilación.
Además de recibir la pensión estatal, también hay vehículos de ahorro que nos permitirán obtener todos los meses unos euros extra.
Los depósitos mensuales
Podremos recurrir en la jubilación, por ejemplo, a los depósitos bancarios a un mes, o incluso a tres, que determinadas entidades ofrecen sobre todo a través de sus filiales on line junto a otras que sólo operan en Internet. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los tipos de interés están ahora en niveles históricamente bajos y que la rentabilidad que podremos obtener será también muy pequeña. Es decir, que, a menos que la cantidad ahorrada en el depósito sea muy grande, notaremos poco su efecto.
Los fondos de inversión con reparto de rentas
En algunos fondos de inversión, existe la posibilidad de contratar una clase del fondo que, en vez de acumular los beneficios que se obtienen de las inversiones del capital, va repartiendo esos beneficios en periodos determinados, que pueden ser anuales, semestrales, trimestrales o mensuales, dependiendo del producto. Ésta es una opción muy atractiva para obtener rentas mensuales de forma recurrente, teniendo en cuenta que normalmente las rentabilidades que se ofrecen son mayores que en los depósitos. Aunque conviene vigilar en qué tipo de activos invierte el fondo para no asumir un riesgo no deseado, es una opción atractiva pues permite repartir de forma periódica unos beneficios derivados de invertir, por ejemplo, en acciones que reparten dividendos o en renta fija que reparte un cupón alto.
La inversión directa en bonos o acciones con dividendos
La otra opción es invertir de forma directa en los mercados de valores, comprando un bono que ofrece un cupón con cierta periodicidad, o acciones que reparten dividendos, unos ingresos que se obtienen de forma periódica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que en el caso de la inversión directa, la fiscalidad suele ser más desfavorable que invirtiendo vía fondos.
Seguros de rentas vitalicias
Aunque el objetivo de ambos productos financieros es el mismo no se deben confundir los pagos vitalicios de una hipoteca inversa con un seguro de rentas vitalicias. Es una modalidad de seguro de vida que garantiza al asegurado el cobro de unas rentas de por vida, ya sean mensuales, trimestrales o semestrales. Para ello, el interesado deberá pagar previamente en una única prima una importante suma de dinero. Al suscribir este seguro de vida, el beneficiario tiene derecho a dos clases de coberturas: en caso de supervivencia del asegurado, la entidad aseguradora se compromete al pago de las rentas vitalicias, inmediatas y constantes establecidas en la póliza hasta el fallecimiento del asegurado. En caso de fallecimiento del asegurado, los beneficiarios percibirán el capital de fallecimiento establecido en el seguro.
Es un producto que interesa más a aquellas personas que se acercan a la edad de jubilación. Sin embargo, la idiosincrasia de los seguros de rentas vitalicias permite que el beneficiario empiece a cobrar, si así lo acuerdan en el contrato, a partir de una fecha futura determinada.
Planes de pensiones
Los planes de pensiones también pueden tener una modalidad de cobro de forma que el jubilado perciba una renta mensual preestablecida (planes de prestación definida) o también puede rescatar el capital en forma de renta vitalicia, a lo largo de toda su vida.
