Saltar navegación. Ir directamente al contenido principal

Estás en:

  1. Inicio
  2. Blog
  3. Artículo

¿Qué opciones tengo para invertir con el objetivo de preparar mi futuro?

Preparar el futuro no es tarea fácil: exige de planificación y ahorro, pero hay un amplio abanico de instrumentos que facilitan las cosas, en función del perfil de riesgo del ahorrador, de su edad y de sus circunstancias.

Tiempo de lectura: 3 minutos

Compartir

Imprimir
¿Qué opciones tengo para invertir con el objetivo de preparar mi futuro?

5 de un máximo de 5 estrellas

  • 5 100%
  • 4 0%
  • 3 0%
  • 2 0%
  • 1 0%

1 votos

953 visualizaciones

Preparar el futuro no es tarea fácil: exige de una actitud consciente hacia la necesidad de ahorrar, una planificación previa que sirva para determinar la cantidad de ahorro suficiente para cubrir las necesidades en los años posteriores a la jubilación y un proyecto concreto que materialice ese ahorro en distintos vehículos e instrumentos.

Lo bueno es que, una vez analizado el ahorro necesario para afrontar cómodamente la etapa de la jubilación, teniendo en cuenta también el capital que aportará el Estado a través de las pensiones públicas, el abanico de herramientas para el ahorro es muy amplio. Las opciones son muy diversas, desde el ahorro inmobiliario al financiero, con más o menos riesgo o liquidez y desde vehículos de ahorro genérico a otros de ahorro específico para la jubilación.

La elección depende del perfil de riesgo del ahorrador o inversor, así como de las ventajas que aporten en términos de rentabilidad potencial, de fiscalidad o también de liquidez, en función de las necesidades o capacidades de cada uno. No hay una inversión perfecta para todo el mundo ni siquiera un producto perfecto para cada persona en función de su perfil, porque todas las opciones tienen sus riesgos -incluidas las pensiones públicas, que afrontan riesgos derivados de la evolución demográfica y el crecimiento económico, que determinan el pulmón financiero del Estado y su capacidad de pagar las prestaciones-. Debido a esos riesgos, desde la CNMV y el Banco de España, en su plan de educación financiera, dan un consejo: ahorrar, ahorrar y ahorrar para la jubilación pero no utilizar solo un producto de ahorro o inversión. La consigna está clara: hay que diversificar.

La cuenta de ahorro remunerada

La opción más conservadora para ahorrar son las cuentas corrientes y libretas de ahorro tradicionales (o depósitos a la vista), que suelen ofrecer rentabilidades muy escasas o prácticamente nulas y no son  productos de ahorro. Pero existen las cuentas a la vista remuneradas, que brindan rentabilidad y liquidez, aunque pueden restringir en algunos casos la operatividad que permite una cuenta corriente tradicional. Hay cuentas con rentabilidades similares a las de los depósitos a plazo, con la ventaja de la disponibilidad total del capital en cualquier momento.

El depósito

Un depósito a plazo es un vehículo de ahorro según el cual las entidades bancarias ofrecen una determinada rentabilidad en un periodo concreto siempre que ese capital no se toque durante ese tiempo. Transcurrido ese plazo, la entidad devuelve el dinero, junto con los intereses fijos pactados, que se liquidan en una cuenta o libreta del banco. A diferencia de los depósitos a la vista, los depósitos a plazo tienen una fecha de vencimiento en la que se puede retirar el dinero y sus intereses sin penalizaciones; es decir: no se puede disponer del ahorro hasta ese momento sin incurrir en algún tipo de "castigo". A cambio, suelen ofrecer mejores rentabilidades. Sin embargo, en la actualidad, con los tipos de interés bajo mínimos, los depósitos han perdido atractivo y los ahorradores están llevando sus ahorros a otros vehículos con potencial para hacer crecer más sus ahorros a largo plazo, como los fondos de inversión, muy populares en la actualidad.

El fondo de inversión

Es un vehículo de inversión colectiva, lo que quiere decir que en él invierten de forma conjunta varios inversores que poseen un cierto número de participaciones del fondo. El fondo puede ser de varios tipos, invertir en distintos mercados y con políticas de inversión más o menos arriesgadas -que vienen recogidas en su folleto-, lo que determina los distintos objetivos de rentabilidad, con lo que las opciones a elegir son numerosas. El partícipe puede poner capital en el fondo (suscripciones) o salir del mismo (reembolsos) con libertad, si bien hay algunos que penalizan las salidas antes de un plazo de tiempo determinado. Excepto en los productos garantizados, la rentabilidad puede ser positiva o negativa en función de la evolución de los activos en cartera desde el momento de entrada hasta aquel en el que se decida reembolsar el capital del fondo.

El plan de pensiones

Entre los productos específicos para contingencia de jubilación está el plan de pensiones. Los planes de pensiones individuales son contratos en virtud de los cuales se efectúan aportaciones que se van acumulando y quedan permanentemente invertidas en activos financieros, con la finalidad de ir constituyendo un ahorro (derechos consolidados) para el cobro de prestaciones cuando se produzca alguna de la contingencias previstas (jubilación, incapacidad laboral del partícipe; fallecimiento del partícipe o beneficiario; dependencia severa o gran dependencia). En ese caso, el beneficiario tiene derecho a recibir una prestación, que es compatible con las prestaciones y pensiones públicas. El plan no ofrece liquidez al margen de esas contingencias y salvo en tres supuestos extraordinarios (enfermedad grave, desempleo de larga duración y el rescate de las aportaciones con más de 10 años de antiguedad a partir de 2025) Y la rentabilidad también puede ser negativa, en función de la evolución de los mercados. Tiene importantes ventajas fiscales -las aportaciones reducen la base imponible del IRPF, con ciertos límites-.

El plan de pensiones asegurado (PPA)

Los PPA son seguros de vida destinados a constituir un capital que se percibe en el momento de producirse la contingencia establecida en el contrato, si bien la cobertura principal es la de jubilación. La diferencia con los planes de pensiones es que el PPA ofrece un tipo de interés garantizado y no existe posibilidad de perder el capital invertido. Son productos pensados para personas más conservadoras o cercanas a la edad de la jubilación, que no quieren correr riesgos.

El plan individual de ahorro sistemático (PIAS)

Los PIAS son también seguros de vida que buscan canalizar el ahorro a largo plazo para acumular un capital que sirva de complemento a la jubilación. Son seguros individuales de ahorro a largo plazo cuya finalidad es ir pagando primas para constituir una renta vitalicia asegurada que podrá percibirse a partir de la edad señalada en el contrato (y que no tiene por qué ser el momento de la jubilación, aunque la visión es de largo plazo al establecerse un mínimo de 5 años). De hecho, su disfrute no está ligado a los supuestos de jubilación, incapacidad laboral, fallecimiento y gran dependencia.

Seguro de jubilación

Son seguros de vida mixtos (es decir, combinan una prestación en caso de muerte y otra en caso de supervivencia) que tienen como fin constituir un capital asegurado a largo plazo mediante el pago de cuotas periódicas denominadas primas de seguro. La prestación se puede recibir en forma de capital (de una sola vez), renta temporal o renta vitalicia. Este producto ofrece mayor flexibilidad que un plan de pensiones y un PPA porque no hay límites respecto al importe de las primas y tiene total liquidez -no hay que esperar a los 65 años, ni a que pase ningún plazo determinado para poder recibir la prestación, aunque las entidades aseguradoras cobran gastos por la desinversión anticipada-.

La inversión directa

El ahorrador o inversor también puede apostar por invertir directamente en los mercados financieros, ya sea en renta fija (bonos del Estado, de gobiernos de otros países o empresas privadas), renta variable (la bolsa española, europea o de otros países del mundo), o materias primas. Existe un riesgo de rentabilidad, al igual que en el caso de los fondos, en función de la evolución de los mercados. En este caso, el inversor se encuentra con una capacidad inversora más reducida frente al fondo (al ser colectivo, el fondo cuenta con el capital de más inversores y puede posicionarse en más activos y diversificar en mayor medida, reduciendo el riesgo), con mayor responsabilidad (él toma las decisiones de inversión, lo que le exige seguir los mercados y tener conocimientos e ideas de inversión) y normalmente una fiscalidad más perjudicial.

Pero el ahorro no tiene por qué ser solo financiero. También se puede ahorrar a través de la vivienda, algo muy habitual en España.

La vivienda

El ahorro inmobiliario es el más utilizado por los españoles, que destinan la gran mayoría de su ahorro al pago de la vivienda o la hipoteca (según datos del Banco de España, en torno a un 80%). El ahorrador o inversor puede considerar adquirir otra propiedad cuyo alquiler genere rentas en el futuro que le permitan complementar su pensión.

Valoración del artículo

5 de un máximo de 5 estrellas

  • 5 100%
  • 4 0%
  • 3 0%
  • 2 0%
  • 1 0%

1 votos

953 visualizaciones

Suscripción al boletín

Si te ha gustado este artículo, suscríbete a la Newsletter

Recogemos tus datos de carácter personal (Nombre/E-mail) con la finalidad de suscribirse al servicio de Newsletter, donde serás informado de las novedades o noticias de interés sobre las actividades que realizamos. Dichos datos serán incorporados a un fichero del que es responsable BANCO BILBAO VIZCAYA ARGENTARIA, S.A. (en adelante “BBVA”)

Conservaremos tus datos personales durante el tiempo de vigencia del servicio, o hasta que nos solicites la baja del mismo.

Quiero suscribirme a la newsletter

07 de enero de 2019

Accede a nuestros simuladores

También te puede interesar