La planificación financiera para la jubilación es un proceso dinámico que está sujeto a un entorno cambiante. Así, no basta con realizar la planificación una vez en la vida y olvidarse.
Así lo recomiendan los expertos. Aunque los objetivos a cumplir son a largo plazo, el plan financiero debe ser revisado con la frecuencia suficiente (recomendable, al menos, una vez al año), para comprobar que se cumplen los objetivos establecidos inicialmente y que, en caso de desviaciones, poder anticipar y/o adaptar a los posibles cambios.
Los expertos recomiendan realizar revisiones una vez al año, aunque pueden ser más esporádicas y coincidir con hechos que cambien de manera importante nuestra situación financiera. Por ejemplo, una situación de dependencia, una enfermedad grave, una pérdida del empleo, tener más hijos... en definitiva, un hecho que suponga una diferencia significativa en la situación finaciera y que cambie nuestro equilibrio de ingresos y gastos.
Según los expertos, algunas variables que deben ser objeto de revisión son: los objetivos personales a corto, medio y largo plazo; o los cambios en la capacidad de ahorro del cliente (ante cambios en su situación laboral, nueva descendencia, la compra de una casa... por ejemplo).
Pero también hay que vigilar la rentabilidad obtenida en comparación con el objetivo marcado o en comparación con la rentabilidad de productos similares en el mercado. Y, si es necesario, adaptar el ahorro a los productos que más convenga. Los cambios en la fiscalidad de los productos de ahorro también son una variable importante a considerar, algo que está sucediendo en la actualidad en España.
La ayuda de un asesor financiero profesional tanto para realizar la planificación como a la hora de realizar las revisiones puede resultar clave en estas tareas.