La práctica deportiva o realizar algún ejercicio físico reporta múltiples beneficios para la salud en general y, de forma muy especial, para aquellas personas que sufren algunas patologías como la artritis o el reúma. De hecho, existen muchos ejercicios que, practicados con asiduidad y constancia, mejoran el dolor de las articulaciones y, por tanto, suman calidad de vida a quien lo sufre.
Las articulaciones son los puntos en los que se apoya el movimiento del cuerpo, por lo que una articulación rígida resta movimientos y, por tanto, resta posibilidades para realizar incluso actividades cotidianas. Existen muchos deportes y técnicas que ayudan a fortalecer las articulaciones y pueden conseguir, también, reducir el dolor.
El yoga, por ejemplo, ayuda a alejar el estrés a la vez que fomenta la relajación muscular, la higiene postural y la elasticidad articular. Pasear nos ayuda a mantenernos ágiles y activos, mientras que la natación, conocida como uno de los deportes más completos, ayuda a mejorar la movilidad en las extremidades y a evitar posibles lesiones en la espalda.
También la marcha nórdica ayuda, favoreciendo el equilibrio y la coordinación. Practicar taichí fortalece las articulaciones y el tono muscular, relajando la mente, y el pilates mejora la coordinación de los movimientos y de la respiración.
El ejercicio físico en general tiene la virtud de fortalecer los músculos, los tendones y los ligamentos alrededor de las articulaciones. De ahí que cuando una persona que sufre alguna patología reumática lo practica, compruebe que además de que se reduce su dolor, la rigidez también se alivia. El movimiento se amplía al igual que la flexibilidad de las articulaciones.
Además, el ejercicio reporta otros beneficios muy importantes a nivel psicológico para estos enfermos. Consigue mejorar el estado de ánimo y distrae, lo que facilita el equilibrio emocional.
Los expertos reconocen que ciertos ejercicios que pueden realizarse en casa, también contribuyen a evitar el dolor y la inflamación de las articulaciones. Así, para fortalecer los tobillos, se recomienda colocarse erguido, de pie y levantar primero una pierna hasta colocarla en paralelo con el suelo. Hacer rotaciones con el tobillo de esa pierna durante un minuto. Bajar la pierna y repetir la secuencia con la otra.
Para reforzar las rodillas conviene juntar las piernas, manteniéndose de pie, y colocar las manos sobre ellas haciendo círculos con ambas manos a la vez. Tras unos instantes notarás que la zona se relaja.
Sigue de pie y mueve los hombros al mismo tiempo hacia atrás en varias ocasiones. Después, uno a uno y tras repetir cada movimiento en diez ocasiones, rota los hombros hacia adelante. Así fortalecerás los hombros.
Ejercicios parecidos hay que realizar para relajar el cuello: primero llevar la cabeza hacia atrás todo lo posible y luego hacia adelante, después de girar hacia ambos lados, para terminar rotando la cabeza al completo.
