23 de enero de 2020
Autor:
MARÉK GORA
Durante décadas, los sistemas de pensiones se basaron en el aumento de los ingresos generados por una población en crecimiento (el llamado "dividendo demográfico"). Sin embargo, a medida que los cambios en la fertilidad y la longevidad han creado nuevas estructuras de población, dicho dividendo desapareció sin que, sin embargo, los sistemas de pensiones se adaptaran al cambio. Así, consiguen mantenerse solventes sólo gracias a aumentar la redistribución desde una población en edad laboral cada vez más reducida hacia la población retirada. Una estructura simple y transparente y la individualización de la participación en el sistema de pensiones son las condiciones previas clave para un sistema de seguridad de vejez intergeneracionalmente justo.