Una de las actividades que más placer reporta es, sin duda, viajar. Un ejercicio lúdico, de ocio, gracias al que uno, además de disfrutar de unos días de descanso, puede conocer otros lugares, acercarse a otras culturas, disfrutar de entornos muy diferentes al habitual, saborear una gastronomía peculiar…
A todas estas afirmaciones se suman aquellas de los expertos que aseguran que viajar aporta a las personas muchos beneficios saludables, sobre todo cuando hablamos de personas mayores, porque no olvidemos que el viaje puede realizarse en cualquier época del año y también a cualquier edad.
Entre esos beneficios se ha comprobado que viajar estimula la actividad cerebral, incidiendo notablemente en una mejora de la calidad de vida. Al igual que incide en el ánimo, en la creatividad e incluso en la capacidad de resolver problemas. En definitiva, podemos decir que viajar nos hace sentirnos más vitales y, en consecuencia, más felices.
Cuando uno se desplaza a otros lugares, en excursiones organizadas o siguiendo una ruta propia, la curiosidad se despierta, lo que hace que la atención y la actividad intelectual se refuercen.
Los viajes requieren también de una actividad física importante que, en mayor o menor medida, influye en la salud e implica relacionarse con otros, conocidos o no, lo que aporta al viajero otro plus: se pueden entablar relaciones y amistades nuevas con las que compartir todo aquello que se va descubriendo. Viajar desarrolla, por tanto, las habilidades sociales, aumenta la empatía y es un buen antídoto contra los prejuicios y la desconfianza.
Viajes para jubilados
Los beneficios de los viajes senior van más allá de los propios viajeros, ya que inciden de forma muy positiva en la economía de los destinos, al tiempo que contribuyen a desestacionalizar el turismo, porque se trata de un grupo de población que no tiene por qué esperar a las ansiadas vacaciones de verano o Navidad para embarcarse en la aventura. Como disponen de más tiempo libre pueden elegir la fecha del viaje con mayor libertad.
Diversas entidades organizan viajes diseñados específicamente para los sénior y con precios muy ajustados. Viajes con gran éxito de demanda como, por ejemplo, el Programa de Turismo del Imserso o el Programa de Termalismo, también del Imserso, que cada año tienen que incrementar el número de plazas y diversificar los destinos para poder responder a la demanda que suscitan.
Las comunidades autónomas también suelen disponer de programas concretos para sus mayores. Es el caso, entre otras, de la Comunidad de Madrid y su Programa de Rutas Culturales, con destinos nacionales e internacionales más que atractivos.
