El sistema español de Seguridad Social está basado en el principio de reparto, esto es, las generaciones en activo mantienen las pensiones de los que trabajaron antes y ahora perciben las pensiones. Existen otros sistemas de protección que cada sujeto cotiza para mantener sus propias prestaciones en el futuro.
El sistema de reparto
El sistema de Seguridad Social actual se basa en el principio de reparto, lo que significa que los trabajadores en activo, que están cotizando hoy en día, están pagando con dichas cotizaciones las pensiones de aquellos que contribuyeron a dicho sistema en el pasado.
Estos trabajadores que cotizan hoy, en principio, percibirán pensiones que se sostendrán con las contribuciones de los trabajadores del futuro.
En definitiva, este sistema se basa en el principio de solidaridad intergeneracional, donde uno no cotiza para sustentar su propia pensión, sino la de otros, esperando que sean los activos futuros los que mantengan la suya.
El aumento del número de pensionistas y de la esperanza de vida plantea retos al mantenimiento de este sistema, en cuanto la proporción entre activos y pasivos cada vez es la menos adecuada para garantizar la viabilidad financiera de la Seguridad Social.
El sistema de capitalización
Este sistema es el que emplean los planes de pensiones del sistema complementario de la Seguridad Social. Cada sujeto contribuye y sus propias contribuciones sustentarán sus propias necesidades futuras.
Aunque en este caso se asegura la resolución de los problemas que el aumento del número de pensionistas y el incremento de la esperanza de vida pueden plantear en el futuro, deja a un lado el principio de solidaridad que en la actualidad preside el sistema de la Seguridad Social.
Por otro lado, el cambio entre un sistema y otro plantea importantes retos que resolver para aquella generación que ya cotizó por los pasivos actuales, pero que no verá sustentada su pensión por los activos futuros.
El cambio desde los sistemas de reparto a los de capitalización
En algunos países de Latinoamérica se han empezado a crear sistemas de Seguridad Social que pasan del principio de reparto al de capitalización con ánimo de solventar los problemas planteados a la financiación de las pensiones.
No todos siguen el mismo patrón. El modelo chileno es el ejemplo más conocido de la integración del principio de capitalización. Con posterioridad han seguido su ejemplo otros países tales como Bolivia, El Salvador, México, Nicaragua o República Dominicana.
El cambio de un sistema a otro crea un especial conflicto para aquellos trabajadores que ya han cotizado en beneficio de los pensionistas actuales, pero que con el cambio del modelo no van a ver sus pensiones sustentadas por los activos futuros.
Para tratar de suavizar estos efectos, se han buscado soluciones intermedias en algunos países. De esta forma, se ha planteado dos sistemas simultáneos, cada uno basado en cada uno de los principios. Es el caso de países como Colombia o Perú.
En cambio, en otros Estados como Uruguay se han mantenido un único sistema donde se integran a la vez la solidaridad intergeneracional y el régimen de capitalización individual.
