IMPORTANTE: Tras la aprobación de los Presupuestos Generales de 2018 el pasado 5 de julio de 2018, la entrada en vigor del Factor de Sostenibilidad fue suspendida y retrasada hasta una fecha no posterior al 1 de enero de 2023.
El Factor de Sostenibilidad fué la última medida de la batería de reformas iniciadas con la Ley 27/2011 y la posterior Ley 23/2013, de 23 de diciembre, reguladora del Factor de Sostenibilidad y del Índice de Revalorización del Sistema de Pensiones de la Seguridad Social. Iba a en vigor en 2019, aunque ahora esta suspendido hasta 2023, y de aplicarse supondría ajustar la cuantía de las pensiones de jubilación a la evolución de la esperanza de vida. La lógica es la siguiente: si se presume, en base a estimaciones de la esperanza de vida, que un nuevo jubilado va a vivir más años, y por tanto va a percibir su pensión durante más tiempo, la cuantía de ésta debe verse ajustada a la baja de modo que la prestación global de dos personas que han contribuido al sistema de igual forma, pero se jubilan en momentos diferentes del tiempo, sea la misma.
Este factor se aplicaría una sola vez: en el momento de acceder a la jubilación y calcular la pensión. Cada cinco años, se actualizará, para nuevas pensiones que se causen, el factor que recoge la variación interanual, en un periodo quinquenal, de la esperanza de vida a los 67 años, obtenida según tablas de mortalidad de la población pensionista de jubilación del sistema de la Seguridad Social.
El Factor de Sostenibilidad no fué cuantificado para el que iba a ser su primer año de aplicación, 2019, si bien estimaciones como las de Analistas Financieros Internacionales (AFI) lo sitúaban en el entorno del 0,57%. Esto quiere decir que una pensión de 1.000 euros se vería reducida a 994,3 euros por la aplicación de este factor.
La esperanza de vida y las pensiones en países vecinos
La aplicación del factor de Sostenibilidad en España respondería a la necesidad de adaptar el sistema de pensiones a los importantes retos, principalmente de carácter demográfico, a los que se enfrenta, para asegurar su futura sostenibilidad. Con retos parecidos, nuestros países vecinos adoptan medidas similares para incorporar el incremento de la esperanza de vida en las fórmulas de cálculo de sus pensiones. Estos son algunos ejemplos.
Alemania
Las pensiones en Alemania se calculan en base a un sistema de puntos, que dependen de las cotizaciones realizadas anualmente y de la cotización media del conjunto de trabajadores. Al jubilarse, la pensión se calcula multiplicando los puntos acumulados por el valor del punto, que no solo determina las pensiones nuevas, sino también las existentes. En el valor del punto intervienen factores demográficos como la relación entre cotizantes y pensionistas.
Italia
En Italia la pensión se calcula a partir de las cotizaciones de toda la vida laboral, actualizadas según la media geométrica quinquenal de la variación nominal del PIB, multiplicado por un coeficiente de transformación dependiendo de la edad de jubilación que está calculado utilizando las correspondientes tablas de mortalidad y que utiliza la esperanza de vida a cada edad.
Francia
La pensión se calcula con los 25 mejores años de cotización, actualizados para evitar el efecto de la inflación, y se incluye un coeficiente de prorrateo, cuyo valor máximo es 1, y se mide la relación entre el número de trimestres realmente cotizados y el número de trimestres T establecido como máximo. El número T que equivale a la vida laboral completa va a ir aumentando en función de aumento de la esperanza de vida a los 60 años, siendo este el factor demográfico fundamental.
Suecia
El sistema sueco es un sistema de aportación definida y la pensión se calcula actuarialmente considerando el valor actual actuarial de una renta constante con un interés de entre el 1,6% y el 2% y las tablas de mortalidad aplicables a cada generación. El valor de las cotizaciones efectuadas figura en una cuenta ficticia individual a que se aplica un rendimiento ficticio determinado en función de diversas variables.
Portugal
En Portugal, la pensión se calcula en base a los mejores 40 años de cotizaciones e incluye directamente un factor de sostenibilidad basado en el cociente de esperanzas de vida, la actual y la futura (si la futura es mayor el cociente dará un valor inferior a 1, por el que habrá que multiplicar el importe inicial de la pensión).
