De forma general, los tipos de interés son la medida del coste del dinero. Son una medida financiera, temporal, que se presenta en términos porcentuales y que refleja lo que el mercado o el prestamista quieren recibir por una determinada cantidad en un determinado tiempo. Por eso, junto al tipo de interés hay que reflejar el momento de pago: por ejemplo, 3 % al mes, 7 % al año.
Así, el tipo de interés viene a reflejar dos cosas: en primer lugar, el coste que el dinero tiene en una operación de préstamo; y, en segundo lugar, el coste de oportunidad por poder invertirlo en otra inversión con rentabilidad mayor.
Para poder comparar los tipos de interés, por sus diferentes periodicidades de pago (mensual, trimestral, anual), por sus diferentes tipos de liquidación (vencida, anticipada), es necesario hacerlos equivalentes. Para ello, un concepto bastante usado es la TAE (Tasa Anual Equivalente), que es también un cálculo que se presenta como tipo de interés.
Por ejemplo: un prestatario ha pactado una tasa de interés mensual y un pago mensual del 1 %, a final del año su tasa anual (TAE) será del 12 %. Sin embargo, otro prestatario ha pactado una tasa de interés mensual del 1 %, pero con pago anual. Su tasa TAE será del 12,68 %, ya que el interés se calculará sobre el capital y los intereses acumulados y no pagados; lo que se denomina capitalización compuesta. Esto es muy importante, porque nos permite comparar las ofertas que puedan hacernos.
También hay que tener en cuenta el tipo fijo y variable. Tenemos el caso típico de la hipoteca. El tipo variable se traduce normalmente en una referencia de este tipo: Euríbor + 1%. De forma que las cuotas a pagar variarán según las revisiones acordadas y en función del tipo de referencia acordado, que suele ser una referencia pública y que varía según el mercado, quedando por otro lado el diferencial siempre fijo. Por su parte, el tipo fijo es un tipo acordado que no variará en el tiempo y que por tanto no hará variar el importe de la cuota a pagar.
Es importante saber que los tipos mensuales, trimestrales y anuales son equivalentes, pero lo son en las matemáticas financieras. En la realidad, puede haber factores que hagan fijar un tipo a un mes o a tres meses, y todo esto hay que tenerlo en cuenta ante cualquier operación bancaria de envergadura.
