En un contexto de tipos de interés bajos, que parece que se prolongará durante los próximos meses, y con unos depósitos que ofrecen rendimientos cada vez más menguantes, los ahorradores empiezan a explorar otras opciones de inversión para conservar sus ahorros y lograr una rentabilidad interesante. Pero, cuidado: hay que tener en cuenta que la complejidad del producto y su perfil de riesgo encaje con el inversor. EFPA España ha elaborado un documento que recoge algunos consejos que los inversores minoristas no deben olvidar antes de contratar un producto financiero.
1-. No invierta en un producto del que no entiende todas las características ni los principales riesgos asociados. Nunca debemos aventurarnos a contratar un producto financiero si no hemos leído y entendido todas sus cláusulas. En ocasiones, ésta es la única forma de evitar sorpresas desagradables en el futuro.
2-. Cuidado con las promesas engañosas. El supervisor de los mercados en Europa, la ESMA (European Securities and Markets Authority) ha alertado sobre las promesas de rentabilidad "elevada" o "garantizada" de algunos productos, que no siempre se ajustan a la realidad. Sobre todo, en determinados productos complejos que se comercializan con campañas muy agresivas.
3-. La clave para no llevarnos sorpresas es un buen asesoramiento. El producto perfecto no existe por lo que un profesional del sector, independiente y con experiencia suficiente, será el que nos puede ofrecer las mejores opciones de inversión para nuestro perfil de riesgo y teniendo en cuenta nuestros intereses y prioridades. Porque no todos los productos encajan para todos los inversores, y el riesgo también debe modularse en función de la edad y la cercanía o lejanía del momento de jubilación.
4-. Hay que tener en cuenta la fecha de vencimiento del producto. Será primordial, sobre todo, si necesitamos coger el dinero antes de la fecha de recuperación de la inversión. Si el producto no es líquido, como suele ocurrir en productos complejos, y lo queremos vender antes de tiempo, tendrá un importante descuento sobre el precio de compra. En este sentido, debemos tener en cuenta que hay productos que están diseñados como vehículos de ahorro a más largo plazo, como los planes de pensiones.
5-. Analizar los costes totales asociados al producto (comisiones, costes fijos...). El coste de una inversión repercutirá en la rentabilidad obtenida con el producto contratado y hay que tenerlo muy en cuenta.
6-. ¿Conocemos todos los riesgos a los que nos enfrentamos? Existen una serie de riesgos que no debemos obviar antes de tomar una decisión de inversión. El apalancamiento puede multiplicar fácilmente las pérdidas, no hay que olvidar que algunos productos se asocian a diversos riesgos de mercado y existe un riesgo de crédito, en aquellos casos en los que el emisor del producto incurra en impagos o la empresa quiebre.