Las personas mayores de hoy y las del futuro tendrán que hacer frente a los desafíos especiales que este ‘sobre envejecimiento’ (como así lo llaman) trae consigo con respecto a la salud física y mental que deben ser reconocidos y atendidos como se merece.
Según los datos de la Organización Mundial de la Salud el 20% de los adultos mayores de 60 años sufren de un trastorno mental o neurológico y el 6,6% de toda discapacidad entre las personas mayores de 60 años se atribuye a trastornos mentales y neurológicos.
Debido al estigma que aún existe por gran parte de la población, los problemas de salud mental son gran tabú el cual dificulta que estas personas no sean atendidas como deben, e inclusos que sus protagonistas conozcan su afectación y su impacto en las actividades de la vida diaria.
La salud mental tiene un impacto en la salud física y viceversa, y el envejecimiento viene acompañado, no siempre, de perdidas constantes y significativas respecto a las capacidades cognitivas y/o funcionales. Además de situaciones de duelo, relacionados con la disminución del estatus socioeconómico después de la jubilación. Todos estos factores estresantes pueden venir acompañados de sentimientos de soledad o angustia.
Por ejemplo, los adultos mayores con enfermedades físicas como las enfermedades cardíacas tienen tasas más altas de depresión que aquellos que están sanos.
Los adultos mayores también son vulnerables al abuso de ancianos, incluyendo abuso físico, verbal, psicológico, financiero y sexual; abandono; negligencia; y graves pérdidas de dignidad y respeto, acompañados de consecuencias psicológicas graves, a veces duraderas, como la depresión y la ansiedad.
Demencia y depresión entre las personas mayores son considerados problemas de salud pública a los que los profesionales están dedicando sus esfuerzos por actuar en prevención y promoción de la salud.
La demencia es un síndrome, generalmente de carácter crónico o progresivo, en el que hay deterioro de la memoria, el comportamiento y la capacidad de realizar actividades cotidianas. Se estima que 50 millones de personas en todo el mundo viven con demencia.
Referente a la depresión, ésta puede causar un gran sufrimiento. La depresión está infradiagnosticada en entornos de atención primaria. Los síntomas a menudo se pasan por alto y no se tratan porque coexisten con otros problemas encontrados por los adultos mayores.
Las personas mayores con síntomas depresivos tienen un funcionamiento más pobre en comparación con las personas con enfermedades crónicas como enfermedad pulmonar, hipertensión o diabetes. La depresión también aumenta la percepción de mala salud, la utilización de los servicios de atención de la salud y los costos.
