La evolución de la población: más número de pensionistas
Uno de los elementos con más peso es la evolución de la estructura de la pirámide poblacional, que afecta especialmente a la pensión de jubilación.
La sociedad está cada vez más envejecida. En general, se viven más años. Esta realidad incide en el aumento del número de años durante los cuales se percibe la pensión de jubilación Además, el número de pensionistas no solo crece debido a que reciben la pensión durante más años, sino también debido al aumento de nacimientos en las décadas de los ciudadanos que ahora empiezan a acceder a las pensiones de jubilación.
Es fácil concluir que el aumento del número de pensionistas incrementa los costes del sistema de la Seguridad Social, que ahora debe asumir el pago de más pensiones que en el pasado.
En algunos países, como Francia, se ha llegado ya a los momentos más críticos, no obstante, en España aún no. En nuestro país, el aumento de nacimiento se produjo especialmente en la década de los sesenta y setenta, y estos ciudadanos todavía no han llegado a la edad de jubilación.
La evolución de la población: menor número de nacimientos
Las consecuencias en la Seguridad Social del incremento del tiempo de disfrute de la pensión de jubilación no son solventadas por el número de nacimientos.
La tasa actual de nacimientos es especialmente baja en España. Así, la pirámide de la población se está invirtiendo, lo que provocará que cada vez haya menos jóvenes, que puedan cotizar frente a los mayores que reciben pensiones. Cada vez más beneficiarios serán sostenidos por menos cotizantes.
Posibles soluciones
De acuerdo con lo señalado, para mantener el actual sistema habrá que aumentar los ingresos del sistema o reducir los costes.
En los últimos tiempos, se ha optado por este último tipo de medidas. De este modo, se han incrementado las condiciones de acceso a la pensión de jubilación (por ejemplo, se ha aumentado la edad legal de jubilación) y se demandan un mayor número de cotizaciones para alcanzar las cuantías más altas.
La consecuencia más inmediata ha sido la reducción de la tasa de sustitución entre salario y prestación. Es decir, cada vez se aleja más la retribución que se percibe durante el tiempo de la actividad laboral y la pensión que se obtiene.
Otras opciones pasan por el aumento de la financiación o, incluso, por el cambio de los principios del sistema. En todo caso, para evitar problemas futuros parece fundamental el aumento de políticas que faciliten la conciliación de la vida familiar y laboral con el fin de incrementar la tasa de natalidad, que es especialmente reducida en España
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